Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 18 de mayo de 2012

El Manual (con mayúscula)

Mi tutor en la Universidad de Dios insiste a menudo en advertirnos contra lo que él llama "tal vez el error más común del homo sapiens para enfrentarse a las circunstancias de la vida": en opinión del Gran Thoth, la gente pierde el tiempo buscando, como si pudiera existir, el Manual (con mayúscula) perfecto para resolver los problemas y desafíos que se le cruzan en cada momento. De ahí su obsesión en contar su vida a las demás personas buscando consejo o tratando de comparar lo que han hecho otros con lo que ellos pueden hacer o dejar de hacer. Su ideal sería encontrar un texto, bien ordenado por capítulos, en el que hallar las soluciones ipso facto. ¿Tiene un problema con el jefe? Vaya al capítulo 14 y vea el índice: en caso de tener que pedir aumento de sueldo, haga esto; en caso de querer cambiar de puesto laboral, haga lo otro; en caso de necesitar un curso de formación, haga lo de más allá...  ¿No sabe cómo actuar con su hijo? Vaya al capítulo 8 y vea el índice: en caso de tener que reñirle, haga esto; en caso de querer leer su diario secreto sin que se entere, haga lo otro; en caso de desear conocer a sus amigos, haga lo demás allá. Y así todo.

Algunas historias fantásticas han contribuido a alimentar la leyenda del Perfecto Manual para Todo, Todo, Todo. Por ejemplo, esos cuentos acerca de los grimorios y diversos libros de conjuros con los que supuestamente los grandes brujos de todos los tiempos podrían resolver cualquier problema con la varita mágica de turno. Un hechizo para enamorar a Fulanita, otro hechizo para encontrar un montón de oro, otro más para que al enemigo le parta un rayo por la mitad... Soluciones garantizadas. Soluciones mecánicas. Soluciones inútiles.

Precisamente lo divertido de la vida (y la única manera de afrontarla con éxito, obteniendo de ella el jugo de los dioses: la verdadera Ambrosía) es trabajar sin red enfrentando cada reto como si fuera nuevo, lo sea o no, y dándole una solución consciente y personalizada, que puede ser muy diferente para dos problemas en apariencia idénticos. 

Lo mismo piensa Lee Jun-fan, mi profesor de Destrucción del Paradigma a través de la Educación Física, que lo ha repetido una y otra vez:

- La comprensión surge mediante el sentimiento, de momento en momento. Para comprender lo real se necesita conciencia, una mente alerta y totalmente libre. Ten en cuenta que el esfuerzo dentro de la mente limita a la mente, porque el esfuerzo implica la lucha hacia un fin y, cuando uno tiene un fin, un propósito o una meta, uno pone un límite a la mente... Uno puede vivir algo totalmente nuevo por la tarde y experimentarlo, pero si mañana por la mañana trato de repetir la experiencia, la sensación que tuve con ella, la estoy mecanizando y la descripción deja de ser real. La realidad implica ver la verdad en el mismo momento en el que sucede porque la verdad no tiene mañana. El momento no tiene ayer ni mañana, no es el resultado del pensamiento y por consiguiente, no tiene tiempo, no se mueve en el tiempo.

Y aún más:

- Encontrarás la verdad al examinar de verdad el problema porque el problema no es independiente de la respuesta. El problema es, de hecho, la respuesta: comprender el problema disuelve el problema. 

Esto me repetía yo mentalmente ("comprender el problema disuelve el problema") mientras hacía las 555 abdominales consecutivas que Lee Jun-fan nos puso de tarea ayer por la mañana en su clase..., pero aún debo estar en un estado de semialfabetismo místico porque no sólo no se disolvieron las abdominales sino que hoy me duele todo el cuerpo del esfuerzo.







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