Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Franceses achipriotados o chipriotas afrancesados

- Tengo que reconocerlo: no deja de producirme una secreta satisfacción imaginar a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional  Christine Lagarde esposada y cabizbaja siguiendo el mismo camino de su predecesor en el cargo, el sátiro Dominique Strauss Kahn -me decía Mac Namara este mediodía- aunque con destino a una prisión femenina en lugar de a una masculina...

Yo pensaba que más le valdría no encontrarse con Dominique, que sería capaz de hacerle desaforadas propuestas deshonestas según la viera pasar por delante de su celda en una posible cárcel mixta. Algo del estilo: "¡Christine, Christine..., cómo me ponen los uniformes, aunque sea el de reclusa!" O ya puestos a hacer un juego de palabras: "¡Vístete de 'lagarderana', que te querré todavía más!" 
 La verdad es que ha resultado toda una sorpresa ver a la policía francesa intervenir en la residencia oficial de la Lagarde por la investigación judicial que se desarrolla en Francia contra el conocido empresario Bernard Tapie. Y, a pesar de las declaraciones del abogado de Lagarde asegurando que la investigación en curso es bienvenida porque "servirá para aclarar la verdad" y "contribuirá a la exoneración de toda responsabilidad penal de mi cliente", mi gato conspiranoico y yo hemos recordado conjuntamente aquel famoso refrán de que cuando el río suena, agua lleva...

Y es que aquí el que no corre vuela y ya no tenemos por qué fiarnos de nadie (es decir, aquéllos tan ingenuos que siguieran haciéndolo, pese a lo que ha llovido). Se supone que Francia es un país serio... Un momento, que me ha dado la risa mientras escribía esto... Bien, decía que estamos ante uno de los países presuntamente más hechos y derechos del patio de colegio..., pero es que allí, en el mismo lugar de origen de Lagarde y de Strauss Kahn, acaba de dimitir el ministro de Hacienda, Jérome Cahuzac por mantener una cuenta secreta en Suiza. Repetimos: e-l-m-i-n-i-s-t-r-o-d-e-H-a-c-i-e-n-d-a. No un subsecretario ni un alto cargo. Ni siquiera el ministro de Defensa o de Medio Ambiente. No: el de Hacienda, que tenía su dinerito a buen recaudo en la Unión de Bancos Suizos de Ginebra. El tal Cahuzac tuvo la cara dura de negar durante tres meses las primeras informaciones acerca de este asunto, que aparecieron publicadas en la web Mediapart, pero al final ha tenido que largarse del gobierno con el rabo entre las piernas una vez que se hizo público que la Fiscalía le consideraba sospechoso de blanqueo de dinero, de fraude fiscal, de cobrar fondos ilegales de la industria farmacéutica cuando ejercía la medicina (es cirujano, especialista en implantes capilares) y vaya usted a saber de cuántas cosas más. De nuevo: era el ministro de Hacienda.

Cahuzac (en la foto) no sólo formaba parte de la república "irreprochable" prometida por el actual presidente galo François Hollande... Coincido aquí de nuevo con Mac Namara, que cuando se enteró de lo de este ministro francés se pasó toda la tarde preguntándose, en voz alta y con acento retórico, dónde se habían escondido las legiones de seguidores del tal Hollande que aquí en España y en otros países europeos tanto le ensalzaron cuando se apoderó del poder formal, hasta el punto de pretender que de Pirineos para abajo copiáramos todas sus políticas (obviando así a sus críticos, y más informados que los españoles, compatriotas, que llegaron a calificarle en la prensa del país vecino como "el Zapatero francés", con todo lo que ello sugiere). Dejando de lado los charcos que han pisado Hollande y los suyos en los últimos meses, tan ansiosos por demostrar que no son tan diferentes que Nicolas Sarkozy y los suyos, hay que subrayar que Cahuzac ha sido uno de los principales defensores en París del programa de recortes presupuestarios impuesto manu militari a través de las autoridades europeas en general y alemanas en particular. Además, este ministro fue el autor de una contestadísima reforma fiscal tan poco eficaz como demagógica (con el llamamiento habitual de "hacer pagar más a los más ricos", lo que nunca sucede a la hora de la verdad). En resumen: que estamos ante un prototipo de salvapatrias financiero de ésos que por desgracia tanto abundan en Europa en estos tiempos oscuros...

Y ahí nos encontramos ahora a Lagarde: una estricta gobernanta más dura aún que la Gesichtbrot de Angela Merkel... Una especie de ama del sadomaso que no recibe depilada, con detalles de cuero y fusta en mano sino con traje de chaqueta y logotipo respetable detrás, y aún así igual posee los mecanismos para hacerte sufrir y gozar sin dilación (en realidad: sufrir, los países bajo su control; gozar, ella y sus superiores). Para que nos entendamos: una de las principales defensoras de los recortes y sacrificios de todo tipo, que en los últimos tiempos ha impuesto su bota (de tacón finísimo, por supuesto) entre otros países sobre España y que ejerce el control de buena parte de la finanza mundial a través del FMI: ese organismo especialmente desagradable (por decirlo de un modo elegante) por ser uno de los principales responsables a la hora de mantener el actual y parasitario sistema financiero mundial, engendrador de conflictos y creador de la crisis interminable en la que vive sumido el planeta esclavizado a las elìtes que llamamos Tierra.

 Bueno, pues resulta que es en el piso de esa mujer donde ha entrado la Policía hoy: esa mujer que, ahora se nos dice, está siendo investigada desde hace al menos un par de años (parece que el asunto no era estrictamente secreto, pero sí una de esas informaciones que simplemente desaparecen de los medios de prensa, nadie sabe nunca muy bien por qué). Y es que no hay que olvidar que en su curriculum figura entre otros el cargo también de ministra de Economía. Desde allí aprobó en su día el pago de cerca de 300 millones de euros de dinero público a Tapie, un exministro de izquierda al que vemos en esta foto y que cambió de chaqueta porque era amiguete de Sarkozy, que se presenta como empresario especialista en compañías en bancarrota (siempre me ha resultado fascinante, por lo morboso y por lo mezquino, que hubiera empresarios "expertos" en dramas económicos y laborales de este tipo). Con ese dinero se trataba de resolver una fangosa disputa con otros "Grandes Nombres" de Francia por medio, incluyendo al Crédit Lyonnais, Robert Louis Dreyfus y Adidas.
 
Y ahora ¿qué sucederá? ¿Cómo vamos a seguir pidiendo recortes y sacrificios a los ciudadanos de a pie si removemos un poquito a la "clase dirigente", levantamos apenas la alfombra, y descubrimos que los mismos que exigen austeridad a los demás se lo están  (se lo siguen, como siempre ha sucedido) llevando crudo como diría un castizo? Porque todo esto sucede en medio de la crisis por el "rescate" de Chipre: el nuevo problema financiero que ha estremecido la eurozona y en el que estos días resultaba enternecedor comprobar cómo una y otra vez los sagaces "analistas" y "tertulianos" de los mass media repetían en general con la misma ingenuidad y/o desconocimiento, cuando no directamente docilidad, las tesis oficiales dictadas por el Poder Sin Rostro de Bruselas. 

El bochornoso espectáculo de la quita chipriota ha sido simplemente delirante, con la propuesta de quitar (sería técnicamente más preciso decir: la propuesta de robar) un 6,5% de los ahorros de los ciudadanos con menos de cien mil euros en el banco y un 10% a los que superen esa cantidad. Y, luego, ante el escándalo producido porque por primera vez las "democracias" de la UE mostraban claramente el respeto que tienen por sus ciudadanos, rebajar la medida y fijar otra cuota en los 20.000 euros... Es una vieja táctica eso de amenazar a alguien con quitarle mil, para luego a la hora de la verdad "apiadarse" y quitar sólo quinientos, de manera que el agredido encima te bese las botas en agradecimiento por no haberle quitado todo. Lo que pasa es que es tan vieja y estamos todos tan resabiados que a estas alturas ya no cuela. Y los chipriotas, que no son tontos, han dicho NO. Así, en grande, tan grande como cada día que pasa lo dicen más y más europeos que están descubriendo (¡por fin, nunca es tarde si la dicha es buena!) la estafa del euro en particular y la estafa de la Unión Europea en general. Y ahora el lío es monumental: lo vemos cada día en los medios de comunicación.

¿Que Chipre es una ruina de país y puede desestabilizar el euro, porque todo lo que le sobra de historia le falta de economía y competitividad? Pues por supuesto, pero eso no era un secreto para nadie por más que ahora todos se rasguen las vestiduras: lo sabía cualquier observador con un mínimo de conocimiento desde el minuto 1. Igual que sabía lo de Grecia y lo de otros países que están igual o peor pero de los que nadie habla porque de momento no interesa, como Rumanía o Bulgaria. Y no me creo que lo supieran también los gestores de la UE que aceptaron alegremente a Chipre en el, en su día, "selecto club europeo", hoy llamado con el anodino término de los Veintisiete, así como en la eurozona, con el suicida convencimiento de que cuantos más seamos más reiremos (vaya, si nos estamos riendo). 

Nada de lo que sucede puede tomar por sorpresa, pues, a un lector de esta bitácora. Lo único que particularmente me carga de todo esto es que vuelvan a echar la culpa de todo a Alemania. ¡A Alemania, que es el perfecto "malo" para la comunidad internacional desde hace casi un siglo! Las cotorras y los asnos no se cansan de repetir las comparaciones y la presunta "tradición" de dominio entre tres países que nada tienen que ver el uno con el otro: la Alemania imperial del Kaiser, el Tercer Reich y la República alemana de estos principios del siglo XXI. Querer encontrar relaciones de continuidad real, específica, entre los poderes que crearon y rigieron estos tres Estados tan diferentes entre sí es como decir que la España de los Reyes Católicos tiene algo que ver con la de la Segunda República o con la presunta democracia contemporánea. Alemania como tal es por desgracia un fantasma y hace mucho tiempo que desapareció: hoy es un simple decorado, un cortijo de los mismos que controlan Francia, España o el Reino Unido y mantienen la ficción de que sigue importando como Estado soberano y además dominante en Europa. A todos aquéllos que le echan la culpa de lo que financieramente sucede en el Viejo Continente y en el resto del mundo les invito a que hagan un viaje físico, personal, a la vieja tierra germana y se tomen la molestia de preguntar a los ciudadanos de allí. Quizá no hablen el mismo idioma, pero se van a sorprender muy mucho al descubrir que los alemanes normales (no los alemanes que tienen el poder) sufren los mismos o peores problemas que los españoles, los italianos, los griegos..., y, sí, hasta los chipriotas.










 

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