Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

jueves, 15 de abril de 2010

Soy un sim

A pesar de cursar la carrera de Dios desde hace tantos años y con lo que eso supone, toda la vida me he considerado un evolucionista. Es decir, que me he creído la idea según la cual la vida nació en el mar de alguna manera (otra cosa es cómo llegó allí: ¿cayó a bordo de un asteroide?, ¿surgió en un complicado proceso químico?, ¿la implantó el "diosecillo" extraterrestre que compró este planeta cuando aún se estaba formando para utilizarlo como finca de recreo durante sus fines de semana?) y que a partir de los primeros microorganismos celulares fueron surgiendo progresivamente especies más complejas que, con el tiempo, acabaron poblando todas las aguas, pero también todas las tierras y todos los cielos. Por eso, cuando me llegaban los ecos de la polémica surgida en Estados Unidos entre los llamados evolucionistas (defensores de la teoría de la evolución, básicamente en la versión elaborada por Charles Darwin) y los creacionistas (defensores de la idea de un Dios personalista que creó la vida en plan Charlton Heston bíblico: en seis días y al séptimo descansó), tenía bastante claro en qué bando de creencias situarme. Y digo bien lo de creencias ya que, a pesar de lo que proclaman nuestros científicos en la actualidad, la teoría evolucionista tiene más peso entre ellos pero no es definitiva, y enseguida veremos por qué.

El caso es que yo vivía tan feliz, sin preocuparme lo más mínimo de este asunto, hasta que Mac Namara (me tiene mártir, mi gato conspiranoico) me explicó anoche uno de sus análisis vitales, en este caso sobre el origen de la vida, que me hizo empezar a darle vueltas al cerebro como si se tratara de una lavadora centrifugando y la verdad es que consiguió mantenerme despierto toda la noche (así estaba yo esta mañana, que era incapaz de traducir un simple libro de rituales sánscritos en la clase de idiomas).

- La teoría de la evolución tiene algunos fallos importantes que dan alas a los creacionistas. No son muchos, pero los que hay son básicos -comenzó mi gato- hasta el punto de que el propio Darwin se planteó con cierta inquietud el más llamativo en su libro El origen de las especies...

Resumiendo (más que nada por evitar recordar el narcisista parloteo de Mac Namara cuando se dispone a darme "una clase magistral" como dice él), el agujerto negro más importante de la teoría se define por una sola palabra: fósiles.

¿Qué es un fósil? Básicamente, se trata de los restos de un ser vivo que existió hace millones de años y que, tras su muerte, se ha conservado hasta el día de hoy gracias a condiciones naturales. Cuando pensamos en fósiles muchos de nosotros recordamos los típicos trilobites puesto que la mayoría de ellos resultan de la petrificación en roca sedimentaria de los componentes más duros del ser vivo: sus caparazones, sus huesos, sus uñas... Pero a veces se conserva algo aún más espectacular: el cuerpo entero del ser vivo. Y así disponemos hoy de fósiles de insectos íntegros, tal y como quedaron atrapados en ámbar, o mamuts, en grandes masas de hielo (aunque sobre el origen de los mamuts congelados existe otra teoría no menos interesante por ahí, que ya contaré en otro momento).

Hasta que inventemos una máquina del tiempo para trasladarnos físicamente hasta esa época, los fósiles son la prueba más importante que tenemos acerca de la vida en la Prehistoria. Sabemos que ya en la Antigua Grecia algunos espíritus curiosos se dedicaron a coleccionarlos, aunque se estima que no fue hasta mediados del siglo XVII cuando la ciencia oficial empezó a estudiarlos y clasificarlos como una rama empírica más, con textos como los clásicos de Hooke y Steno. A partir del siglo XVIII, las mejoras técnicas tanto en la explotación minera como en el tendido sistemático de vías férreas permitieron desenterrar múltiples muestras de nuestro más remoto pasado. De pronto, se puso de moda tener una colección de fósiles en todos los museos de ciencias naturales y en muchas mansiones particulares de gente adinerada o estudiosa (o ambas cosas) y mucha gente se puso a cavar en busca de las joyas del pasado más remoto.

Gracias a los varios cientos de millones de fósiles que hemos recuperado en los últimos 150 años más o menos sabemos bastante acerca de la vida animal y vegetal de aquellas lejanas épocas, así como de la Tierra misma: el movimiento de las placas continentales, los cambios climáticos de distintas épocas, etc. Es más, los expertos descubrieron que distintos estratos contenían diferentes grupos de fósiles, según la época a la que pertenecieran. De esa manera se pudo datar de manera más fiable el origen de cada uno. Para definir los estratos se considera normalmente dos eones: el Precámbrico (desde hace unos 4.600 millones de años hasta hace algo menos de 550 millones) y el Fanerozoico (desde hace 543 millones hasta hoy). Este último se divide a su vez en varias eras: Paleozoica (con los períodos cámbrico, ordovícico, silúrico, devónico, carbonífero y pérmico), la Mesozoica (con los períodos Triásico, Jurásico y Cretácico) y la Cenozoica (hasta hace poco subdividida en Terciario y Cuaternario, y hoy en tres períodos distintos: Paleogene, Neogene y Cuaternario).

Que nadie se duerma porque ahora viene lo interesante. Existe algo que no cuadra en absoluto en la hipótesis científica del evolucionismo, actualmente predominante: los fósiles muestran especies que existían hace ya decenas e incluso cientos de millones de años totalmente formadas y con sus estructuras complejas, exactamente iguales y sin evolución ninguna hasta el día de hoy. Lo hemos visto con estas imágenes de fósiles de una libélula, un celacanto y una rana, comparadas con animales vivos actualmente. Y hay más. Muchos más. Demasiados. Aún peor: carecemos de fósiles de especies "intermedias" que puedan considerarse como una evolución de una especie a otra (y las pocas que se han descubierto hasta ahora resultaron ser falsificaciones más o menos burdas). Esto es, los peces que existían hace millones de años eran exactamente iguales que los de hoy. Y lo mismo vale para aves, reptiles, insectos… No hemos encontrado ni un solo ejemplar a medio camino entre el mar y la tierra o entre la tierra y el aire que justifique la teoría evolucionista que suele resumirse en secuencias de dibujos que se supone explian como un pececito salió un día del oceáno y se convirtió en un mamífero. Ni uno solo. Lo cual es estadísticamente aberrante, si es que estamos dispuestos a seguir creyendo a Darwin.

El terrible fallo de su teoría, que él mismo reflejó por escrito en El origen de la especies según contaba Mac Namara, era precisamente ése. Darwin dixit: "si las especies descienden gradualmente de otras especies, ¿por qué no hemos encontrado por todas partes las innumerables formas de transición de unas a otras? ¿Por qué la naturaleza no nos ofrece un panorama confuso y caótico en lugar de estar todas las especies bien definidas cada una a nuestro examen? (...) deben haber existido innumerables formas de transición pero entonces ¿por qué no las encontramos enterradas en un número incontable en toda la corteza terrestre? (...) La geología es incapaz de revelarnos la existencia de esa serie orgánica delicadamente gradual y ésta es probablemente la más grave y clara objeción que puede presentarse contra mi teoría."

Después de escribir estas asombrosas palabras que (¿asombrosamente?) todos los evolucionistas suelen pasar por alto, él mismo justificaba la inexistencia de formas intermedias en el hecho de que "podrán seguramente ser encontrados estos fósiles en investigaciones posteriores". Tal vez la justificación colara en el momento en que publicó por primera vez su obra pero hoy no tiene ningún sentido. Se calcula que se han descrito unos 250.000 tipos distintos de fósiles a estas alturas. La inmensa mayoría se corresponden con sus equivalentes de las cerca de 1.500 millones de especies actuales. Existen también fósiles de criaturas que se extinguieron millones de años atrás pero no se trata de especies intermedias.

Es decir, que el eslabón perdido no es sólo el humano, según la teoría vigente que nos hace descender del mono (y sobre cuya endeblez podríamos hablar también largo y tendido; algo hemos comentado ya en el blog) sino que existe algo así como un montón de millones de eslabones perdidos que invalidan lo que normalmente se suele presentar como la teoría perfecta.

¿Y entonces? ¿Realmente vino Dios a crearnos así, tal cual? De acuerdo que esto resolvería el problema de qué fue antes, si el huevo o la gallina (en favor de la gallina) pero, ¿es creíble? Medio enloquecido tras una noche toledana cerebro va, cerebro viene, desperté a Mac Namara de su cunita para gatos y le exigí:

- ¡Dime lo que crees tú que sucedió!

Ronroneó en su mejor estilo y, sin abrir los ojos, soltó unos maulliditos de placer por haber conseguido desvelarme antes de sentenciar:

- ¿Has jugado alguna vez a los Sims, esa simulación para ordenador de una sociedad humana donde puedes crear diversos personajes y luego introducir gradualmente varios programas con elementos para enriquecer su vida: mobiliario, complementos, animales domésticos, etc.? Pues nosotros somos los Sims de los dioses.

Y se dio media vuelta. Me quedé un rato mirando su cola peluda.





1 comentario:

  1. mira, (si que hay eslabones en la cadena de la evolucion buscate un libro de evolucion en la biblioteca mas cercana),y si antes existían ranas es porque se especializaron tanto a su entorno que no necesitaron cambiar sus características anatómicas a lo largo de millones de años.
    Solo hay que ver como evolucionan unas plantas de sur america (las passifloras o flor de la pasion)frente a unas mariposas que se las comen, informate un poquito; o sin ir mas lejos, las propias mantis religiosas se adaptan con los años a nuevos entornos, de ahí tanta variedad, la que mejor se adapta al medio mas descendencia tiene.
    Y me acaba de venir a la cabeza unos cangrejos con cara de samurai en asia, busca información de por qué son así. Además, de la evolución de las bacterias y virus ni te cuento... Estaria todo el dia hablando de mutaciones y evolución.

    ''Si los seres actuales nos parecemos a los seres del pasado, es porque son nuestros antepasados. Asi de simple, pues la respuesta mas sencilla suele ser la mas acertada''

    Enlaces:

    Cangrejo samurai: http://www.bauleros.org/elcangrejoheikecarlsagan.html

    Flores con huevos mariposa:
    http://passifloracolombia.awardspace.co.uk/morfologia/

    Pda:
    De todas formas parecen ser tonterias todo lo que escribes y tengo la sensación de que no lo dices enserio, eso o que estabas fumao.

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