Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 28 de octubre de 2011

El problema de andar dormido II

Mac Namara y yo estuvimos hablando durante un largo rato la noche pasada, a propósito del sopor general del personal y la falta de reacción ante hechos que deberían movilizarnos según comentaba en la entrada anterior de esta bitácora. Intentaré resumir a continuación nuestro brainstorming, aunque es difícil porque duró horas… Lo cierto es que concluimos que hay muchas pruebas del sueño que nos invade, como la de aceptar alegremente el atraco a mano armada que supone el llamado copago de los ciudadanos para diversos servicios públicos que hasta ahora se supone que les salen “gratis”. Por ejemplo la sanidad. En los últimos tiempos y como paso previo a esa imposición, algunos gobiernos autonómicos están entregando, o han anunciado que van a hacerlo en breve plazo, una factura “informativa” del coste real que ha supuesto la visita al médico de la Seguridad Social, o la intervención quirúrgica sufrida, o cualquiera otra atención que ofrezca la sanidad pública. Eso es, dicen, para que la gente “tome conciencia” de lo que cuesta atenderla cuando se pone enferma. ¿Pretenderán que las personas no se pongan enfermas por el mero hecho de saber cuánto cuesta atenderlas?



Estos políticos caraduras obvian dos hechos muy importantes. En primer lugar, esa sanidad pública no es gratis: se paga con los muy elevados impuestos (aunque dicen que hay que subirlos más para "equipararse a Europa") que vorazmente recaudan las administraciones, así que cada vez que un ciudadano es atendido tiene perfecto derecho a ello sin que se le exija más dinero porque todos los meses paga por recibir el servicio, sea o no atendido. En segundo lugar, la sanidad pública tiene muchos agujeros…, pero propiciados por esas mismas administraciones que (sólo para “quedar bien” y potenciar su imagen políticamente correcta) han convertido el sector en la risa del mundo entero, ya que en la sanidad española, un auténtico coladero, se hace lo que no se hace en ninguna sanidad del mundo civilizado: atender indiscriminadamente a quien sea, en casos no urgentes. Ahí están todos esos expedientes concretos con nombres y apellidos de europeos que jamás han pagado un duro en España y al llegar a su vejez deciden venirse a vivir aquí, no sólo por el clima o la comida, sino porque los carísimos tratamientos que necesitan con la edad no se los va a regalar la sanidad pública de su país pero sí, por alguna extraña razón, la de aquí (¿no se supone que España debe equipararse a Europa en todos los sentidos?). Ahí está también el creciente número de extranjeros que viajan también a España temporalmente con objeto de “terminar de ponerse malos” y ser intervenidos, también gratuitamente, de lo que en sus países de origen les costaría dinero. El que quiera ver xenofobia en este argumento, que se lo haga mirar porque o es un desinformado o una mala persona (por decirlo finamente).



Y esto, por no hablar del coste que supone la atención de determinados tratamientos que resulta a todas luces absurdo que los pague la sanidad pública cuando no se trata de situaciones de riesgo ni tampoco generalizadas entre la población: desde el reparto de viagra hasta las operaciones para cambiar de sexo (y sin embargo otros más importantes y para todo el mundo, como la odontología, no se encuadran en la sanidad pública). Entonces, ¿a dónde van con la “factura informativa”? ¿Por qué no se la arrojamos a la cara a los responsables políticos?



Otro ejemplo de copago, en este caso hecho realidad ya, es el que ha aplicado el ambicioso y saliente alcalde de Madrid Alberto Ruiz Gallardón (saliente, si las próximas elecciones generales confirman las encuestas) que tuvo la desvergüenza de sacar adelante hace un par de años un nuevo impuesto sobre la recogida de basuras cuando en los ya onerosos costes municipales que pagan los madrileños para mantener su cara administración se abonaba ese servicio. Es decir, los madrileños están pagando dos veces por lo mismo. Pero no ha habido grandes (ni pequeñas) protestas por parte de la dormida población. Es más, a través de la “concienciación social” y el ecologismo de pandereta que en forma de nueva religión sectaria se extiende progresivamente en nuestra sociedad se ha impuesto a los ciudadanos una recogida selectiva de la basura (para que los propios ciudadanos actúen, por supuesto gratis, como primera línea selectiva de un reaprovechamiento de esa basura que es un verdadero negocio…, para las empresas encargadas del reciclaje).



Ahora bien, si resulta que hay que pagar dos veces por un servicio, sería mucho más justo y legal que nadie pagara impuestos. Que el sueldo que se nos abona por nuestro trabajo se nos diera íntegro y nosotros decidiéramos luego en qué gastarlo y cómo pero…, ahh, esto es imposible, amigos. Y aquí retomamos los comentarios del último día: los gobiernos están obligados a cobrarnos una, dos y mil veces por el mismo único servicio, además de inventarse nuevos y extravagantes impuestos para recaudar, porque necesitan sacar efectivo de donde sea para pagar la espantosa deuda externa con los bancos. Sí, con esos dueños de todo, que se esconden al final de la cadena..., y quien no entienda todavía cómo funcionan estas instituciones que busquen en Internet el famoso y clarificador texto de “Quiero toda la tierra, y un 5 por ciento”. ¿Otro caso real? Hay muchos. El presidente autonómico de Baleares, José Ramón Bauzá, reconocía esta misma semana que durante este año la institución que preside debe pagar dos millones de euros ¡diarios! a los bancos en concepto de amortizaciones de préstamos, lo que lógicamente “condicionará decisivamente los presupuestos de 2012”. Quien va a salir perdiendo será, lógicamente, la ciudadanía de Baleares.



Resultaba patético escuchar estos días pasados a los principales banqueros de este país (hermanos de sangre de los banqueros del resto del mundo civilizado) clamar contra sus pobres y castigados negocios porque algunos poderes políticos se han atrevido a plantear un mayor control de sus manejos o incluso han sugerido aplicar la tasa Tobin. “No se puede echar la culpa de todo a la banca”, se defiende la consejera delegada de Bankinter María Dolores Dancausa, para quien el problema es que “las autoridades españolas no actúan con la valentía suficiente” porque para “salvar a la UE hay que aceptar la realidad como es”, es decir, como se nos está intentando imponer por la vía de los hechos consumados. “No hay que recapitalizar la banca sino luchar para que la deuda soberana deje de ser un activo tóxico”, decía el exconsejero delegado del BBVA José Ignacio Goirigolzarri, quien añadía que “es inviable gravar las transacciones financieras internacionales de acuerdo a la propuesta del G-20”. Y el poderosísimo Emilio Botín (¡qué apellido!), presidente del grupo Santander: “es el momento de frenar el tren regulatorio (de la banca) y valorar y calibrar el impacto de las medidas ya en marcha”, no vaya a ser que se materialice el riesgo de “fragmentar el sistema financiero”.



Son todas declaraciones de las últimas dos semanas. Pero en los últimos días también hemos conocido dos estudios muy interesantes en los que aparece implicada la banca y no sale precisamente muy bien parada. El primero, de la consultora Otto Walter, revela entre otros datos que el 67% de los usuarios bancarios se ha sentido engañado "a veces" por su entidad financiera y que el 72% de los usuarios no considera "satisfactoria" su experiencia con bancos y cajas, aunque sólo un 21 % de los clientes baraja la posibilidad de abandonar su banco habitual. El segundo, de la consultora IPSOS, sobre la calidad de los servicios ofrecidos por diversas compañías en España arroja conclusiones muy claras. Los bancos, junto con las empresas de telefonía móvil y las aerolíneas, son los peor valorados. En el caso concreto de la banca, casi el 50% de los encuestados opina que su servicio es deficiente por su actitud "antipática, burocrática e interesada". ¿No debería hacer esto pensar a los señores banqueros?



- Naturalmente que no, porque no les importa: el plan está claro desde hace mucho tiempo para quien no está dormido –concluía Mac Namara nuestro intercambio de ideas, antes de profetizar:- La actual crisis financiera puede durar años pero lo que está claro es que se extenderá en el tiempo hasta que se den las circunstancias que desean aquéllos que la provocaron. Hasta que se produzca un paso adelante en el siguiente punto de la estrategia: la imposición de una autoridad monetaria prácticamente mundial.



Nos íbamos a dormir cuando un colega de la Universidad de Dios me pasó la siguiente noticia que me dejó con la boca abierta, mientras Mac Namara me miraba con un gesto que significaba: "te lo dije". La noticia, absoluta y completamente real, aunque no la he visto reproducida en la mayoría de grandes medios de comunicación, es la siguiente: “El Vaticano pidió hoy la reforma urgente del sistema financiero y la creación de una autoridad pública mundial que tenga poder y competencia universal (…) esa autoridad supranacional debe ponerse en marcha de manera gradual con el objetivo de favorecer mercados libres y estables, disciplinados mediante un adecuado cuadro jurídico (…) necesidad de reformar el sistema monetario internacional y crear un organismo que actúe como un banco central mundial (…) ya que el Fondo Monetario Internacional ha perdido su capacidad de garantizar la estabilidad de las finanzas mundiales…”



O, como decía aquel enemigo declarado de la Humanidad: “Dadme el control del dinero y no me importará quién haga las leyes”. Ni las del César, ni las de Dios, naturalmente.






 

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