Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes.

viernes, 12 de abril de 2013

Manipulaciones

Mac Namara es una constante fuente de asombro para mí. Todo le interesa, todo lo estudia, sabe de todo... Como buen felino, y conspiranoico como es él, se pasa el día tumbado en actitud indolente, aparentemente sesteando y desconectado de la realidad. Pero yo sé que los gatos duermen siempre con un ojo abierto (gracias a eso tienen sus famosas siete vidas) y que su teórico estado de relajación esconde en realidad una alerta permanente que ya quisiera para mí. Ayer tarde, que debía yo cumplir el ritual periódico, monótono e ineludible de la compra semanal, me pidió que le llevara con él, camuflado en el carro para los productos. Aquello me dejó un poco sorprendido: ¿qué pretendía con semejante expedición? Es lo que me estuve preguntando durante todo el tenso rato que estuvimos dentro del hipermercado, donde le introduje envuelto en mi cazadora y luego le acomodé en la sillita de niños del carro, bien tapado por la prenda, esperando que ninguno de los dependientes (o de los otros clientes) le descubriera. Como bien dijera Virgilio en su fabuloso texto de La Eneida, "Audentes Fortuna iuvat" o, lo que es lo mismo, "La Fortuna sonríe a los audaces". Así que todo salió bien y pudimos volver a nuestro apartamento con la compra en las bolsas y sin que nadie nos hubiera tirado de la oreja. Una vez en la cocina, mientras guardaba la compra en la nevera, no pude aguantar más y le exigí una explicación.

- Estoy desarrollando una hipótesis y quería recopilar más información -me contestó sin inmutarse.

- ¿Una hipótesis sobre qué? 

- Sobre los sistemas de control de "ellos"... Ya sabes que hemos hablado en más de una ocasión sobre los chips insertables bajo la piel para controlar al ser humano, y que el asunto era inmediato: antes de cinco años sería obligatorio llevarlo encima. Sin embargo, ahora empiezo a dudar si es necesario... Al menos a corto plazo. Supongo que tal vez acabarán implantándolo en el futuro pero mi idea es que ahora mismo no hace falta.

Aquello me sorprendió aún más, pero Mac Namara dijo manejar tres argumentos.

- En primer lugar, mucha gente ha oído hablar ya sobre el chip y ha mostrado sus reticencias al respecto. Si se tratara de imponer por la fuerza en este momento, generaría demasiado rechazo. En consecuencia, hemos de ver aún una fuerte campaña de años en favor de esta intrusión tan brutal en la intimidad humana. En segundo lugar, en este momento hay muchos controles externos que pueden facilitar toda la información requerida sin necesidad de meterse bajo la piel de la gente, empezando por todos los datos que alegremente dejamos en las redes sociales... Y tú, el primero -me reprochó-, que te he leído regularmente en el Facebook y en el Twitter. 

- Es una estrategia comercial... -protesté débilmente- Y no dejo datos personales...

-Eso es lo que tú te crees. Recientemente se han filtrado unos estudios sobre la organización e interpretación de datos cosechados en las redes sociales por el mero hecho de publicar unas u otras informaciones, darle al botón de "me gusta" en Facebook o "retwittear" o marcar como "favorito" en Twitter. Es impresionante el perfil psicológico que se puede obtener del usuario sólo mediante el análisis de estos datos. En teoría, sólo se utilizan después para ofrecer determinados productos publicitarios al consumidor... Porque, recuerda, no somos clientes sino directamente consumidores... Pero, en la práctica, quién sabe dónde pueden terminar esos perfiles. Buena muestra de la facilidad con la que nos vendemos a nosotros mismos entregando nuestra propia información es que esta noticia, a pesar de aparecer en medios de comunicación nacional, no ha generado polémica alguna, como hubiera sucedido si se hubiera publicado hace unos pocos años. Y es que ya damos por sentado que alguien puede recopilar lo que decimos..., y no nos importa en absoluto. Una encuesta elaborada hace un par de años por Cisco y en la que se entrevistó a cerca de 3.000 estudiantes universitarios y trabajadores menores de treinta años de varios países con fuerte presencia de elementos informáticos como EE.UU., India, Japón, México, Australia, Rusia, Alemania y España entre otros, aseguraba que uno de cada tres jóvenes considera ya el acceso a Internet tan importante para su propia vida como el consumo de aire, agua, comida..., o tener una vivienda. Más de la mitad de los encuestados afirmaba también que a estas alturas no podría ya vivir sin la red.

- Un poco exagerado... Supongo que los apasionadísimos de Internet serán sobre todo los yankees...

- Pues no. Son los brasileños y los chinos los que más equipararon Internet a los recursos vitales. ¡Brasileños y chinos! Más de un 60 por ciento lo hicieron... Y los franceses fueron los que mostraron más cordura, al ser los que menos compartían esta afirmación. El informe, cuyo título por cierto es 'Cisco Connected World Technology Report' por si quieres echarle un vistazo, advertía de que "las comunicaciones a través de Internet desafían ya el contacto cara a cara como principal método de relación interpersonal" y han crecido tanto en influencia que "en algunos casos resultan incluso más importantes que las citas directas con los amigos". ¡El 40 por ciento de los universitarios encuestados valora más Internet que tener una cita, salir con los amigos o escuchar música! Son aspirantes claros a futuros androides: simples máquinas, enganchadas a la pantalla. Y tan fáciles de controlar...

 Lo cierto es que los datos resultan implacables cuando uno se para a pensarlo. Pero me faltaba una tercera razón. Le pregunté por ella.

- Sí... En tercer lugar, el personal está tan dormido, que no se entera ya de nada, ni siquiera de lo que está más cerca a su alrededor. Sin ir más lejos, ¿te has dado cuenta de cómo te han manipulado en el interior del hipermercado?

- ¿Manipulado? ¿A mí? -contesté con un punto de indignación.

- Oh, en este caso, no se trata de esclavizarte con oscuras intenciones sino de manipularte lo justo para que consumas más de lo que necesitas. Durante el rato que pasamos en el comercio me fijé en varios detalles. Para empezar, los productos básicos como el pan, los huevos o la leche estaban en las estanterías del fondo. Así te obligan a ti y a los otros clientes a recorrer todo el negocio y hay más oportunidad de que compréis otros que en principio no pensabais adquirir. Y supongo que no te has fijado pero las marcas más caras son las más fáciles de recoger de las estanterías: las baratas están muy arriba o muy abajo y resulta más incómodo incluso el simple hecho de ver el precio. Otra estrategia es colocar juntos diversos artículos de muy distinto origen completamente desordenados... Es un simple truco psicológico, porque tendemos a identificar la falta de orden con los productos baratos. Por cierto, que hay algunas marcas que aparecen como una oferta, con colores y letras llamativos, pero tienen en realidad un precio superior a otras de similar calidad que se ofrecen al lado. Sin embargo, la gente ve la palabra "oferta" y eso ya les hace escoger ese producto sin pensar más... 

Me di cuenta en ese momento de que era mi caso: recordaba vagamente haber introducido en el carro de la compra varias ofertas sin comparar con otras marcas y ahora me arrepentía de no haberme tomado mi tiempo para mirar con mayor detalle. Por lo menos, para poder llevarle ahora la contraria a Mac Namara. 

- Claro que, hablando de precios, me llama la atención que todavía haya gente picando en lo de la falta de redondeo. Por ejemplo, muchas personas están convencidas de que nunca pagarían más de 300 euros por un electrodoméstico concreto y no obstante es muy probable que lo hagan si ven que el precio es de 299... La diferencia real es de sólo un euro, pero en su mente el razonamiento es "eh, fíjate: esto estaba a 300 y ahora sólo cuesta 200 y pico, así que igual merece la pena comprarlo". Si te fijas, al poner además unos precios con números desiguales se hace más complicado compararlos unos con otros, sobre todo cuando uno cambia de hipermercado. En el caso del electrodoméstico está claro. Una persona quiere comparar precios en distintos centros comerciales y puede encontrar que el mismo artefacto le cuesta 302 euros en uno al lado de casa, pero recuerda que en otro mucho más lejos estaba "bastante más barato" a 200 y pico..., a 299. Es seguro que conducirá su coche para ir a por el del precio "bajo", aunque gaste más tiempo y gasolina, es decir más dinero, en el viaje.

-Bueno... Ése no es mi caso -dije-, yo sólo he comprado comida, no ningún electrodoméstico.

- No esta vez, cierto. Pero pregúntate: ¿has comprado la comida que querías o más de la que querías? De todos los artículos que te llevaste, ¿cuántos de ellos estaban en tu lista original, aunque no la llevaras por escrito? ¿Cuántos, con los que no contabas en un principio, has adquirido también? He observado por ejemplo que algunos productos complementarios suelen colocarse juntos o muy cerca unos de otros. Por ejemplo, las mermeladas aparecen al lado de los panes. Así, la asociación es automática: vas a comprar sólo una barra de pan pero no puedes evitar, al ver los tarros que están al lado, qué tal sabría si lo untaras con ese nuevo sabor de arándanos o con otros más clásicos como la fresa o el melocotón. Ya que estás, adquieres también un tarro. "¡Sólo uno, y para probar!" Naturalmente... Podría contarte también acerca de la iluminación de determinadas zonas del hipermercado. O de la música... ¿Te has fijado qué diferente es el hilo musical que suena de fondo, según el nivel de ocupación del local? Si hay poca gente, suena música tranquila de fondo, que invita a comprar relajadamente, tomándote tu tiempo..., mientras que, si el establecimiento está lleno, lo que escuchamos son ritmos rockeros y discotequeros, animando al movimiento, para que los consumidores vayan rápido y no colapsen el centro.

Con semejante avalancha de razonamientos, me quedé pensativo: yo pensaba que estaba más despierto, pero no me había fijado en todo eso. Simplemente, había ido a hacer la compra. Mac Namara me miró, condescendiente, y añadió:

- No te tortures a ti mismo. Sólo estás en Tercero de la carrera de Dios, así que careces del nivel elevado necesario para darte cuenta todavía de muchas cosas que suceden en este campo de juegos que llamáis planeta Tierra. Mi papel se limita a ilustrarte de vez en cuando. Darte una, digamos, colleja psicológica para reencauzarte.

Dicho lo cual, desapareció por el pasillo con su felino y elegante trotar, dejándome junto a la nevera abierta. Y..., sí, pensé que tenía razón en muchas cosas que había contado. Por ejemplo: ¿qué hacían ahí esas latas de cerveza, en lugar de mi marca favorita? Seguramente las había comprado porque me las habían "metido por los ojos" al presentarlas como una ganga. Era cierto: la manipulación acecha en cada esquina y... 
¡Un momento, un momento...! 
Hablando de manipulaciones... 
 Mac Namara había dicho que me leía regularmente en Facebook y Twitter, lo que significa... ¡que él también tiene cuentas abiertas y no me lo ha confesado! 

¿Dónde se ha metido ese gato liante? 

En cuanto le encuentre me va a oír, ese grandísimo manipulador.









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